La verdad está ahi dentro

Hace ya unos años, cuando empecé a leer libros de los que no te recomiendan en un colegio religioso (como era el mío), me di cuenta de que la mayor parte de reacciones, sensaciones y pensamientos que mostraban los personajes eran si no iguales, muy parecidos a los que yo experimentaba cuando me hallaba en situaciones, digamos, similares.

Al principio pensaba que era fruto de la casualidad, y que los libros que leía eran justo los que ponían en escena a personajes con los que podría identificarme (en plan El Guardián Entre El Centeno), lo que tenía cierta lógica ya que mis fuentes eran los músicos y revistas musicales que tanto me habían influenciado. Con el tiempo empecé a ver que tantos libros y tantos personajes eran demasiados, y que entre los escritores de distintas épocas había demasiadas similitudes en este aspecto. Es entoces cuando comprendí que esos procesos, sensaciones, etc. formaban parte de la condición humana y eran en cierto modo universales. Esto me ayudó a comprender mejor a quienes me rodean, y a mi mismo (que profundo!). Además creo que la sinceridad con la que los autores plasman este tipo de conductas y emociones surge de un modo claramente autobiográfico sacándolas de su experiencia vital. Y creo que esta sinceridad es una de las grandes aportaciones de la literatura a la cultura en general. El cine a veces aporta también este tipo de cosas, y estoy convencido de que son una parte fundamental del sentimiento de complicidad que se genera entre el autor y el lector o espectador cuando la obra merece la pena.

Además creo que los blogs tienen una función muy cercana a lo que aquí expongo, y que son un excelente vehículo para los que no tenemos el talento necesario para expresarnos entre las líneas de una novela (o guión).