lunes, noviembre 13, 2006

Sufjan Stevens, Casino de la Aliança, 7/11

Se que he tardado un poco en hablar de este evento, pero lo cierto es que no he tenido ocasión de ponerme antes muy a mi pesar. En todo caso, lo que narra este post es tan grande que difícilmente el tiempo borrará lo que Sufjan Stevens grabó en todos nosotros casi sin tocarnos.

La noche pintaba curiosa; ensayo de lujo con alguna cosilla nueva y viaje a través de Barcelona hasta el Poblenou, donde nos esperaba algo grande. Incauto de mi no me preocupé por saber cómo llegar ni de cómo iba a ser la sala. Lo primero lo solucionamos entre Albert ("the next big thing") y yo con ayuda de algunos viandantes. Lo segundo se me vino encima nada más llegar a la puerta. Un teatro! sentados! sin barra ni nada! Horror!! Tras la cola de las entradas por Internet que esta vez fue un acierto entramos. La platea estaba llena; mierda. Arriba nos situamos como pudimos esquivando un incomodísimo ambigú para centrarnos con el escenario y el concierto.

Casi no tuve tiempo de pensar en lo incómodo del asiento ni en todo lo anterior porque apareció una chica que prometía bastante (por guapa) con una bonita guitarra colgada al hombro. Una chica sola. A ver que tal será...

Pues al cabo de diez minutos me doy cuenta de que no me he dado cuenta de que ya lleva diez minutos. St. Vincent (Annie Clark) llenó el escenario con su preciosa guitarra, angelical y erudita voz y abrupto taconeo. Una maravilla. Las canciones que tocó me parecieron preciosas, y las palabras que pronunció entre ellas encantadoras. El no conocer su obra de antes me hizo perderme algo de sus letras, que aún así degusté con voracidad. Realmente tengo ganas de más.

Al terminar el concierto salieron unas tres personas a revisar que todo estuviera bien. Había una gran cantidad y variedad de instrumentos sobre el escenario, lo que prometía un alto grado de fidelidad con los discos ya que sabemos que Sufjan llena de arreglos, detalles y matices sus obras como pocos. Uno de los chicos, con gorra, se dedicó a afinar los intrumentos de cuerda uno a uno. Era él. Y yo no me di cuenta. Otros apilaron papanoeles y supermanes a ambos lados del escenario. Ya sabíamos por qué...

Tras unos minutos de oscuridad empezó a salir gente alada al escenario. La vestimenta de los diez músicos que salieron al escenario consistía en zapatos negros, pantalón negro de pinzas, una camisa cruzada extraña gris con rayas amarillas y negras y ¡alas! (ver foto) sí, alas de plástico imitando las de pájaros y mariposas. Realmente una apuesta arriesgada que rozaba el ridículo según se mire. A mi se me ha ganado hace tiempo, por lo que difícilmente lo hubiera visto así.

El concierto empezó con el tema "Sister" de su álbum Seven Swans, con introducción instrumental enorme. Tras presentarse brevemente tocó "The Transfiguration" del mismo álbum. Luego llegó "The Man from Metropolis" acompañada de supermanes hinchables volando por la sala. Tras una historia surrealista de su infancia en la caravana de su familia tocó "He woke me up again", seguida de "The tallest man, the broadest shoulders" para volver a obsequiarnos de historias imposibles esta vez sobre sus campamentos de verano y pájaros terribles para presentar "The predatory Wasp...", una de mis preferidas durante la que si se me diera mejor hubiera llorado. Tras ésta llegaría su intimísima y preciosa "John Wayne Gacy Jr." llena de perdón y comprensión hacia el monstruo. A continuación presentó un precioso tema de su quintuple álbum navideño "Worst Christmas Ever", con lluvia de papanoeles, que precedió a la preciosa "Seven Swans". Los músicos estaban a un altísimo nivel, y Sufjan y Annie (St. Vincent) acariciaban nuestra alma como si de un animal enjaulado se tratase.

El único tema de su reciente The Avalanche fue "Dear Mr. Supercomputer" al que siguió el único de Michigan que fué "Detroit". Maravillosamente ejecutados. Tras ellos nuestro héroe empezó a largar una perorata acerca de un pájaro llamado Dark-eyed Junco. Una especie de gorrión de invierno que no se qué le recordaba y tal. De paso contó que tenía un disco dedicado a algunos pájaros, como si tal cosa. El tema que había dedicado al pájaro "Snowbird" fue descomunal. Realmente acojonante.

Para terminar el bloque principal nos obsequió con la esperada "Chicago" para la que pidió el apoyo del público en los estribillos con el mítico "... all thing go..." que casi nadie acompañó por temor a perturbar la maravillosa harmonía de cuanto llegaba a sus oidos. Estuve de acuerdo en eso, un poco a regañadientes.

Tras un breve bis lleno de gritos que pedían más retomó él solo con "Concerning the UFO sights..." ovacionada por un público que la esperaba ansiosamente. Al terminar ésta salieron de nuevo los músicos para tocar "Casimir Pulaski Day" hablando de un heroe polaco de la historia americana y cerrando un concierto que quedará para siempre en mi memoria pese a saber que el cansancio le había impedido darnos más. Para mi fue más que suficiente.

Quiero destacar que el nivel de aplausos entre tema y tema fue ensordecedor, y que el público estuvo a la altura. La banda estuvo a un altísimo nivel y las versiones de las canciones para el directo descomunales. La gestión harmónica del caos una joya. Como bien dice mi amigo Nacho, este chico es el Brian Wilson de nuestro tiempo.

Al salir, estupefacto, vuelta a casa en coche y a la realidad. Que duro es, pero cómo merece la pena. Estas cosas te ayudan a ver que el conformismo, en realidad, es sólo un escondite.

Os pongo un par de links:

- St. Vincent
- Sufjan Stevens

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1 Comments:

Blogger Beatlejo said...

que suerte la tuya de poder verlo en vivo. yo soy de chile y ni sueña pasar por estos lados jajaj
saludos te seguiré leyendo. te invito a mi blog lapelotacuadrada.blogspot.com en una de esas hay un disco que te llama la atensión
saludos

01:49  

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