jueves, octubre 26, 2006

Último Sentimiento

Hoy tengo el lujazo de colgar un cuento de un gran amigo mío. A mi me ha parecido buenísimo.

ÚLTIMO SENTIMIENTO

Vuelves repentinamente el rostro y ves al vehículo que inevitablemente te arrollará
(Es entonces cuando tu cerebro, por causas ciertamente misteriosas, revoluciona su actividad de un modo que cambiará tu percepción del tiempo.
Tu corazón se ensancha. Tu cuerpo se ensancha. Como si Dios te concediera unos minutos extra, tu mente empieza a producir una cantidad ingente de conexiones y te sientes suspendido, despejado, como imperturbable ante tal ajetreo. El ritmo es frenético, pero tú percibes el tráfico en tu interior con serenidad y eres capaz de seleccionar multitud de pensamientos que dibujas con absoluta nitidez. Sin embargo se trata de recuerdos parcial o enteramente falsos, deseos frustrados del pasado, reflejos de experiencias muy anheladas.
No comprendes nada simplemente porque no sientes ninguna necesidad de comprender. Ni siquiera te cuestionas qué está ocurriendo. Decir que te limitas a observar no sería exacto, en realidad las escenas te impregnan a medida que se suceden, sin prisa, recorriendo todo tu cuerpo con suavidad; estás sumergido, aislado. Pero curiosamente, no se trata de escenas importantes de tu vida, como podrían ser un viaje, tu boda o el nacimiento de tu hijo; son pequeños retazos recuperados de lo más profundo de ti. Imágenes perfectas, casi estáticas, colmadas de matices. Ahora recuerdas esos instantes en otro tiempo banales, que por ello, crees, fueron borrados de tu memoria. Sientes la emoción de descubrir una antigua carta perdida entre las páginas de un libro, cuyo remitente, tu gran amigo, jamás existió. Tampoco conociste, sin embargo recuerdas, aquel rostro en la cafetería; sus ojos perdidos mirando por encima de tu hombro. Hay belleza en cada detalle, y tú eres capaz de apreciarlos todos. Entrando en tu casa notas un olor muy especial, una mezcla de resina y roca. Procede de tus manos, ahora las manos de un niño de diez años, sucias y con rasguños pero sin duda las tuyas. Es un olor agradable que suavemente se cuela en tu interior para evocar emociones muy lejanas, infantiles. Ves a aquel niño haciendo equilibrios sobre el bordillo de la acera, sonriendo, y por un instante su mirada se encuentra con la tuya y por un instante revives complicidad con el olvido, un último sueño, un último sentimiento…), pero en esa fracción de segundo a penas tengo tiempo de reaccionar antes de ver tu cuerpo ya inerte sobre el asfalto.

Por Jaume.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Muy bueno!

14:15  

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