lunes, septiembre 25, 2006

Mi época preferida



Este asunto viene de un debate que inicié hace unos días con un amigo y que luego me sugirió desarrollar y publicar aquí. La cuestión es la siguiente:

Como fan de la música (o cultura) ¿Qué época es preferible, los años 60 ó 70 donde el número de grupos y discos a los que se podía tener acceso era mucho menor pero mayor su calidad promedio, o la actualidad, con acceso a un número descomunal de grupos y referencias con abundante presencia de bazofia?

Yo creo que esta evolución está claramente relacionada con la propagación y crecimiento de los medios de comunicación, que antaño sólo podían emitir una programación reducida que obligaba a seleccionar y reducir enormemente lo publicado y que ahora tienen la posibilidad y el tamaño para hacer público casi todo lo que hay. Anteriormente había unos responsables en la industria discográfica y medios de comunicación encargados de seleccionar a qué dedican sus recursos limitados (aunque fueran mil millones de $ por disco seguiría siendo limitado, no infinito) tanto en capacidad de producción como de emisión. En la época presente cualquiera puede montar su website, myspace, blog, webzine, etc., para hacer pública la propuesta que desee. Las barreras de entrada son muy bajas.

Por otra parte esta evolución ha llevado a una “democratización” de la música que hace que sea el público (o las ventas) y no un cargo de la industria quien decide qué se programa, de forma que las opciones escogidas tienden a ser de una calidad mucho menor. Por este motivo los principales medios y canales se hallan saturados de estas propuestas relegando las menos directas a los medios “alternativos”. Esto hace que los recursos destinados a los grupos alternativos se reduzcan y deban buscarse nuevas opciones para llegar al público, desde la edición a la distribución por todos sus pasos.

El concepto de “alternativo” es así mismo producto de lo anterior, porque los grupos que ahora forman parte de la cultura así llamada fueron un día los más radiados, vendidos y seguidos: Beatles, Elvis, Beach Boys, incluso Michael Jackson o U2. Sé que muchos me diréis que estos últimos siguen siendo completamente “mainstream”, pero creo que si preguntamos el nombre del guitarrista o disco favorito de U2 en un concierto de Bisbal, el resultado será desolador. Esto es producto de la urgencia de los medios por renovar el producto e incrementar el rendimiento.

Del mismo modo, la persona que en la actualidad pretende “conocer” el mundo de la música tiene infinitamente más recursos a su alcance, lo que le permitirá conocer desde la discografía completa de los Beatles o Radiohead hasta el nombre de soltera de la madre del teclista de los Zombies. En el lado opuesto, antaño ibas a un concierto de Led Zeppelin en un estadio de fútbol con todos los medios del momento y ahora sólo se gastan los dineros en el Mtv day. Un festival unía a Hendrix, The Who, Janis Joplin , Santana, etc., mientras que ahora hay 200 grupos y ninguno realmente grande (espero que no comparemos a Franz Ferdinand con Jimi Hendrix, si es así no tengo más que decir). También es cierto que hay más festivales actualmente y que por ser mayor la dispersión de fans, es mayor el número de bandas que seguir.
Considero que Internet ha tenido un papel crucial ya que la desaparición de las últimas grandes bandas ha coincidido con su nacimiento y con un bombardeo de información tal que impide profundizar en ningún tema haciendo del contacto inmediato y del sensacionalismo y “contenido ligero” (en el sentido de canción ligera) los factores clave de éxito en el sector.

Como conclusión, no creo que se haya reducido el talento artístico en los artistas, sino el apoyo mediático a éste. Antes el aficionado a la música tenía un número asequible de opciones y casi todas de gran calidad mientras que ahora tenemos miles de minúsculas joyas perdidas en la red, bares, tiendas de barrio, etc., deseando ser encontradas, rodeadas por montañas de urgencia lucrativa salpicadas de bandas que hubieran sido gigantescas en las condiciones apropiadas.

Puestos a decantarse, yo prefiero ahora. Pero con matices. Ahora es necesario ir con la mentalidad crítica a modo de antivirus para protegerse de la guerra biológica en la que se enzarza la industria mediática. Y eso hace que nos perdamos algunas cosas buenas por rechazo previo y que aceptemos algunas por estar bien camufladas. Quizá también esto lo haga más interesante.

Cedo la palabra.

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